viernes, 27 de febrero de 2009

Otra canción

Buenas noches,

Os dejo de nuevo una canción, en esta ocasión en las voces de Antonio Carmona y Alejandro Sanz. El primero no me emociona y, en mi modesta opinión, el segundo no canta, no tiene voz para ello, pero, aun así, la canción me gusta.

Dulces sueños.



Para que tú no llores

Se fue con las arenas del mar
Buscando su destino,
Palpito entre las sombras sin más
Y nado en el vacío.

Reina el silencio en este oscuro lugar
Nada es eterno todo llega al final.
Tan solo sé que busqué y que busqué
Lo que este mundo me duele y me da.

Para que tu no llores así
No pierdas la esperanza
Sé que llegará, llegará.
(Bis)

Me muevo con la gente que va
Cargada de recuerdos.
Confío en la persona que da
Su amor sin conocerlo.
Aún queda tiempo para echarnos a andar,
No me preocupa si te encuentro al final,
Tan solo sé que busqué y que busqué
Lo que este mundo me duele y me da.

Para que tu no llores así
No pierdas la esperanza
Se qué llegará, llegará.
(x 4)

miércoles, 25 de febrero de 2009

Sin compartir II

Buenas noches chicas,

Me he decidido a hacer una segunda parte de la entrada anterior para puntualizar algunos aspectos, dado que me temo que me expliqué fatal, como siempre.

Como bien indicaba Avenoc, a mí también me cuesta concebir el sexo sin nada especial detrás. Es un acto tan íntimo, en el que se entrega y se recibe tanto, y no me refiero sólo a lo físico, sino al plano de los sentimientos, que no entiendo cómo hay personas capaces de encuentros por un mero rato de diversión. Y en el amor... juegan un papel esencial los besos. Siendo cursi en grado sumo, permitidme la licencia, diría que los besos son al amor... lo que la sal a la vida, lo que el sol a una planta, lo que el agua a una flor. Creo que hay pocas cosas más gratas en esta vida que un abrazo, un beso, una caricia. Y no me refiero sólo a los amantes, incluyo también a padres e hijos, a abuelos y nietos... Los achuchones que me da mi niño me saben a gloria bendita, a néctar de dioses, a maná en el desierto.

Y hablando de maná, quisiera referirme a la canción que os dejé el otro día, "Labios compartidos", explicaros porqué me llamó tanto la atención. Antes de nada, aclarar que sentiría lástima por la persona en esta situación, aunque lo cierto es que me resulta difícil imaginar a un hombre en ella. Volviendo a la letra, lo que me cautivó fue el que él no se refiere tanto a su cuerpo como a sus labios, a sus besos, que no quiere, ni puede, compartir. Es la boca de ella la que le lleva a la perdición. Es su propia boca la que está ansiosa por el suave roce de los labios amados, por el sabor de esa piel y no otra. Comienza cantando "amor mío", es lo primero. Me gusta cómo lo pronuncia, la forma de expresar lo que significa hacer el amor con ella, cuando al final declara amarla sin medida.

Con vuestro permiso, recordaré a Diego. Al mío, al nuestro. Diego saltaba de cama en cama sin importarle nada, pero sin engañar. Era claro al respecto. Él no besaba: los besos eran personales y el sexo para él era todo lo contrario. Pero besaba a Carla... amaba a Carla. Echa en falta lo que tenía con ella, lo que le aportaba la relación. Como podréis deducir: simplemente fucsia.

Tengo que dejaros. De nuevo las 2 de las madrugada. El final de la noche es el único momento que tengo para ponerme delante del PC. Espero que vosotras estéis durmiendo.

Besos

PD: Por si no lo hubierais adivinado, hoy vuelvo a tener empacho de azúcar. Los hidratos simples son nefastos para la figura, la dentadura... y el fucsia.
Me caigo de sueño. Hasta mañana.

lunes, 23 de febrero de 2009

Sin compartir

Buenas noches a todas,

Espero que estéis todas sumidas en el mundo de los sueños. Yo, en vez de dormir, que buena falta me hace, aporreo nuevamente las teclas. En esta ocasión ha sido una canción que he escuchado en el coche el detonante de este nuevo desvarío mío. Iba al volante, intentando encontrar un hueco para aparcar. Con mi pequeño pitufo en la parte trasera y el copiloto, al lado, intentando contenerse, sin ningún éxito, todo hay que decirlo, ante mi pertinaz inexperiencia al volante. Por cierto, no queráis saber como aparco, peor que mal podría ser la definición.

Una vez puestas en situación, os contaré que sonó en la radio "Labios compartidos" de Maná. Con los sentidos centrados en la calzada y en los mandos apenas pude prestar atención a la letra. Sólo a las primeras notas, mientras esperaba que arrancara el coche de delante, que se hallaba detenido, y a la estrofa del estribillo. Y después, mientras hacía la cena, pensé en el título. Los seres humanos somos egoístas por naturaleza. No hace falta sino ver a los niños que todo acaparan. Pero, tal vez, lo más difícil, lo que nadie, o al menos la mayoría, no quisiera, no podría compartir, sería a la persona amada. Como dice una expresión, se me llevarían todos los demonios si me pasara como al protagonista de la canción. Ya veis que lo del intercambio de parejas o el ménage à trois no van conmigo. Soy así de tradicional. Aunque cierto refrán reza "nunca digas de este agua no beberé", no es algo que desee en mi vida. Por más que el amar sea compartir, no compartiría a mi amor.

No es por un tema de "posesión", sino más bien del significado de un beso, de una caricia... de la intimidad juntos. He reconocido multitud de veces ser una romántica incurable. Una locura en los tiempos que corren. Para mí el sexo con un desconocido, por un, seamos llanas, calentón es algo que no contemplo. Siempre he pensado que el amor, el sexo por amor, es... cuestión de piel. De sentir la piel del otro en la propia, mimarla, anhelar su contacto, su calor. No en vano se trata de nuestro mayor órgano y el que nos protege de las agresiones externas.

También he admitido no saber vivir, además de sin abrazos, sin besos. Cuando era muy joven, ya sabéis que de eso hace mil años, veía al resto "enrollarse" con alguien que acababa de conocer cuando salíamos los fines de semana. Jamás me dieron envidia aquellos besos sin nada detrás, sin sentido. ¡Con la de sentimientos que tienen cabida en un beso! Y lo difícil que es la vida sin ellos. Besos de amor... o de cariño. En la boca, en la mejilla, en el cuello... en cada porción de piel.

En fin, parece que la sobredosis de azúcar e hidratos simples que he ingerido hoy están pasando factura. Eso y que, a las dos de la madrugada, no se pueden escribir sino tonterías.

Tengo que dejaros. Creo que por esta noche ya he desvariado bastante.

Besos


PD: Os dejo la canción culpable de estas reflexiones mías.



Añado la letra, sobre la que he destacado algunas partes por cuenta propia.

Labios Compartidos
Maná


Amor mío
Si estoy debajo del vaivén de tus piernas
Si estoy hundido en un vaivén de caderas
Esto es el cielo, es mi cielo

Amor fugado
Me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado
Te vas a otros cielos y regresas como los colibrís
Me tienes como un perro a tus pies

Otra vez mi boca insensata
Vuelve a caer en tu piel

Vuelve a mí tu boca y provoca
Vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies

Labios compartidos
Labios divididos mi amor
Yo no puedo compartir tus labios
Y comparto el engaño
Ni comparto mis días y el dolor
Yo no puedo compartir tus labios
Oh amor, oh amor
Compartido

Amor mutante
Amigos con derecho y sin derecho de tenerte siempre
Y siempre tengo que esperar paciente
El pedazo que me toca de ti
Relámpagos de alcohol
Las voces solas lloran en el sol
Mi boca en llamas torturada
Te desnudas ángel hada luego te vas

Otra vez mi boca insensata
Vuelve a caer en tu piel de miel
Vuelve a mí tu boca
duele
Vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies

Labios compartidos
Labios divididos, mi amor
Yo no puedo compartir tus labios
Que comparto el engaño
Y comparto mis días
Y el dolor
Ya no puedo compartir tus labios
Que me parta un rayo
Que me entierre el olvido, mi amor
Pero no puedo más
Compartir tus labios

Compartir tus besos
Labios compartidos

Te amo con toda mi fe, sin medida
Te amo aúnque estés compartida
Tus labios tienen el control
Te amo con toda mi fe, sin medida
Te amo aún que estés compartida
Y sigues tú con el control...

viernes, 20 de febrero de 2009

Secreto

Buenos días,

¿Cómo estáis? Espero que os vaya todo bien en estos tiempos.

Me temo que esta vez toca, de nuevo, otro de mis desvaríos.

Una entrada de Io en su blog, "La luna en común", me ha hecho pensar: ¿Quienes somos en realidad? ¿Lo que mostramos? ¿Lo que escondemos? ¿Lo que soñamos? ¿Un poco de cada?

Quiero creer, o al menos ese ha sido el intento, que aquella a la que leéis no se trata sino de la que, en esencia, es. Es mi yo quien coge el boli por las mañanas, soy yo quien aporrea las teclas por las noches. Una parte de mí, que tal vez reservo de miradas críticas, la que se libera ante el blanco papel o la azulada pantalla. Sólo oculté mi nombre. Me lancé a la aventura de plasmar fantasía, reflexiones y pensamientos bajo el parapeto de un seudónimo. Por pudor, por vergüenza... Lo hice hasta que sentí confianza para confesar de forma abierta este pequeño vicio mío de "darle al fucsia". Uno de ellos, junto a los que ya conocéis: el chocolate negro con naranja, el bucear por otros blogs.

Mi nick, como se denominaría en la red, aunque yo suelo abogar contra los anglicismos, mi nick, también me proporcionó la sensación de algo escondido, un pequeño secreto mío a compartir con muy pocos. Cuando era mucho más joven, dejémoslo ahí, leí algunos librillos de historias abreviadas en inglés. Una de ellas se titulaba, creo recordar, "a sphinx without a secret": una esfinge sin secreto (admito haber requerido la inestimable ayuda de un diccionario para la transcripción de esfinge en inglés). Contaba, a través del pretendiente en duelo, la historia de una mujer que, una vez por semana, se vestía de negro y cubría su rostro con un velo, para luego dirigirse a una casa, tal vez algún tipo de hostal, donde tomaba un té en una mesa y después regresaba a su casa. Una actividad del todo inocente, pero que, para ella, y vista desde afuera, se tornaba en la ilusión de algo misterioso, un secreto que en verdad no existía.

Jamás fue ese el objeto de mi seudónimo, sin embargo, sí surtió, de forma temporal, el efecto, el cosquilleo, de lo furtivo. Como ya he comentado alguna vez, no hay cordura sin su ápice de locura.

Besos y abrazos cibernéticos.

martes, 17 de febrero de 2009

Soledad

¡Terrible soledad! La que se lleva dentro, la que te hace ver sólo vacío a tu alrededor, aun rodeada de gente. Yo he sentido esa tristeza. He experimentado sus punzadas en mi cabeza y en mi pecho. Digo experimentar, y no sufrir o padecer, porque, aunque tarde, creo que empiezo a madurar, a comprender que de experiencias, de vivencias, se aprende y se forja la vida.

Como os comentaba, me he bañado en la soledad, "regodeado" incluso en ella. La he ocultado unas veces... y aireado otras. El fucsia ha sido... mi cura. Como quien va a un curandero con la esperanza de obtener unas friegas milagrosas, yo me he aplicado vendajes de fucsia, fantasía, un poco de locura y una pizca de cordura, ayudada por vuestras manos. No puedo decir que haya sanado mi alma, pero está en camino. De momento he notado una clara mejoría y, en el proceso, tal vez me vaya encontrando a mí misma.

Como siempre, muchas gracias por seguir ahí. Yo estaré encantada de ayudaros en lo que pueda.

Besos


PD: Os dejo una canción de Antonio Orozco: Es mi soledad. Habla de soledad echando de menos a la persona amada. Una de las caras de la soledad.

domingo, 15 de febrero de 2009

Wicked game

Y es que el amor, dependiendo de los jugadores, podría denominarse así: un juego peligroso, nocivo, dañino para quien no juega si el otro sí lo hace. ¿Quién no ha pensado alguna vez, después de algún desengaño: "no me quiero enamorar"? Por amor se sufre, por amor se vuela, por amor se cometen locuras... Pero, ¿qué sería de nosotros sin amor?


En esa línea planteé la idea de la historia fucsia entre Carla y Diego:
  • Ella no se quiere enamorar. Sufrió mucho con la separación de su marido y ha pretendido construir una muralla alrededor de su corazón para que no vuelvan a hacerle daño.
  • Diego, por su parte, contempla el amor como algo impensable. Él no necesita amor, desprecia ese sentimiento como algo propio de los débiles.

Después del tiempo juntos la ruptura sólo les provoca dolor:

  • A ella porque abrió la puerta sólo para descubrir que para él no ha sido sino un juego. Se reprocha a sí misma semejante error: amar, compartir su vida familiar con un hombre que sólo buscaba entretenimiento.

  • A él porque no puede admitir que ha caído donde se creía fuerte, que la ama y desearía estar con ella. Y lo que es más importante, y reconoce aún menos, que ella le importa casi desde que se conocieron.
A los dos les va como anillo al dedo una canción que siempre me ha gustado, una de esas desgarradas por las que siento predilección: Wicked game de Chris Isaak.

Aislyn, esta canción te la dedico a ti. Yo también echo de menos la historia de estos dos. En cuanto pueda seguiré escribiendo.



Wicked Game

The world was on fire
No one could save me but you.
Strange what desire will make foolish people do
I never dreamed that I’d meet somebody like you
And I never dreamed that I’d lose somebody like you

No, I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]
No, I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]
With you
With you

What a wicked game you play
To make me feel this way
What a wicked thing to do
To let me dream of you
What a wicked thing to say
You never felt this way
What a wicked thing to do
To make me dream of you
And I don’t wanna fall in love
[This love is only gonna break your heart]
And I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]


Besos para todas