miércoles, 14 de noviembre de 2007

10. Noche de hotel

En el hotel
Carla va a inscribirse en recepción. El recepcionista, el mismo de la última vez, se sorprende al verla llegar acompañada del señor de la Vega. Quizá había pensado mal la última vez y había algo entre ellos. En ese caso, no creía que a ella le hiciera mucha gracia enterarse de que él había estado en el hotel con otras mujeres en las últimas semanas. Menos mal que la discreción era una de las máximas de todo hotel, ello le evitaría el disgusto.
Carla se dirige a Diego: "¿Me esperas en el restaurante? La reserva está a mi nombre. Dejo la maleta en la habitación y me reuno contigo en un par de minutos."
A Carla le hubiera gustado darse una ducha y cambiarse de ropa pero, no iba a poder ser. Estaba claro que a Diego no le gustaba esperar y hoy ya la había esperado bastante en el aeropuerto.
Carla tenía razón, el restaurante era excelente y ambos disfrutan durante la cena. Diego puede relajarse con ella. Después de estar todo el día rodeado de ineptos, véanse Bárbara y Olarte, era agradable estar con alguien inteligente y ocurrente, para variar. Diego puede reírse con ella, y no de ella, como hace con el resto.
Tras la cena suben a la habitación.

En la habitación
Carla había conseguido reservar la misma habitación en la que estuvo la última vez y no puede evitar cierta curiosidad. Diego en modo alguno era un romántico, no se preocuparía por cosas tales como la habitación.
Carla, con mirada burlona: "¿Vas a contarme el porqué de esta habitación? ¿Es algún tipo de fetiche? ¿O acaso es como la habitación de Barba Azul y esconde algún tenebroso secreto?"
Diego se arrepiente de haberle dicho que reservara aquella habitación.
Carla se acerca un poco a él, de broma: "¿No me dirás que te acuestas con todas las ocupantes de esta habitación y por eso te acostaste conmigo aquella noche?"
Lo que le gustaría saber, lo que necesitaría saber, es porqué se acostó con ella aquella noche, porqué insistió tanto en Londres, porqué lo había dado por supuesto cuando le llamó. Diego, motu proprio, había ido a buscarla al aeropuerto, aquello era algo que no esperaba. Quizá, después de todo, ella no fuera una diversión temporal. Conociéndole, no creía que soliese tener tales atenciones con sus amantes.

Diego ha terminado de enfadarse, estaba claro que ella y la maldita habitación iban a estropearle la velada, de nuevo.
Carla, con el mismo tono: "Si sigues mirándome con esos ojos no sé si asustarme y llamar a la seguridad del hotel."
Diego, irritado: "¿No callas nunca?"
Carla, suavemente: "No."
Estaba claro que el tema de la habitación no le había hecho gracia ninguna. A ella la habitación le daba igual, a ella le importaba él. Joanna tenía razón, no podía seguir autoprotegiéndose toda la vida. Podría tocarle llorar o reír pero, al menos, lo habría vivido.
Carla se acerca aún más a él: "Diego, si vas a quedarte conmigo esta noche, tendrás que abandonar tu faceta de malo y … (con una sonrisa, refiriéndose al pelo engominado) tal vez podríamos hacer algo con este pelo."
Diego la mira, ella había cambiado el tono burlón por uno muy suave, como si quisiera apaciguarle ahora que ya estaba consiguiendo sacarle de sus casillas, y había otra expresión en sus ojos.
Carla, con voz aún más suave: "Diego..."
Diego la interroga con mirada de enojo.
Carla: "Estaba pensando si, para alejar tus malas pulgas y mis ironías, te gustaría darte otra ducha conmigo."
Carla no espera respuesta y esta vez es ella quien le besa a él.

A primerísima hora de la mañana
Diego se levanta casi de madrugada. Esta vez Carla no ha necesitado pedirle que se quedara, simplemente no le apetecía marcharse. De hecho, le molestaba tener que irse ahora.
Carla se despierta y lo ve vestido: "¿Pasa algo, Diego?"
Diego, seco: "Voy de montería". (Esos eran los planes sin mujeres que tenía para aquel fin de semana.)
Carla, desperezándose, con voz de pena: "¡Pobres animales! ¿Qué habrán hecho ellos para que unos señores de alta alcurnia se entretengan pegándoles tiros?" (Carla no entendía que la caza pudiera calificarse de deporte. Se cazaba para comer, no por deporte.)
Diego la miró malhumorado, ¿cómo se las apañaba ella para añadir siempre leña al fuego?
Carla pensó que, para el poco tiempo que podían compartir, él la dejaba para ir a matar a unos animales que no le habían hecho nada. Realmente no era muy halagador. ¿Sólo la quería para un rato de cama? Intentó tomárselo con buen humor. A lo mejor era un compromiso que había adquirido antes de que ella le llamara. Seguramente era así porque, se había quedado en silencio cuando ella le preguntó si quería cenar con ella, como si ya tuviera otros planes.
Carla, con un suspiro: "Señor de la Vega, usted sí que sabe cómo hacer que una mujer se sienta halagada."
Carla se rió ante la cara que puso Diego: "Es broma. Te dije en serio que tenía cosas que hacer en Madrid. Pero, ¿podrías hacerme un favor?"
Diego, no podía imaginar qué favor se le habría podido ocurrir a ella, muy serio le pregunta: "¿Cuál?"
Carla: "Perdónale la vida algún 'animalito' por mí."
Diego: "¿No lo estarás diciendo en serio?"
Carla: "Completamente." Ante el mal humor de Diego, acercándose a él: "¿Siempre se levanta usted con el pie izquierdo, señor de la Vega?"
Con ella parecía que no había otra, noches increíbles y mañanas de mal humor.
El malhumor de Diego se debía, como aquella mañana en Londres, a que no le quedaba más remedio que admitir lo obvio. Ella empezaba a gustarle de verdad. La diferencia entre ella y sus otras amantes era, que ninguna de las otras había sentido nunca nada por él y, por supuesto, él jamás había sentido nada por ellas.
Carla, de pie junto a él, le da un beso a modo de despedida: "¿Te veo luego o, la montería dura todo el fin de semana?"
A Carla no le faltaba razón, normalmente se quedaba de montería hasta el día siguiente pero, esta vez no, esta vez volvería para estar con ella. Había reservado mesa para cenar en un restaurante de lujo, a sabiendas de que ella prefería los restaurantes un poco más informales. Era una forma de demostrarse a sí mismo que tenía la sartén por el mango.
Diego: "Vengo a recogerte a las 9:30. Tengo reserva en uno de esos restaurantes (con ironía) que tanto te gustan."
Carla le miró divertida: "¿Tipo Luxury?"
Diego: "Peor aún."
Carla, continuando con la broma: "Deduzco entonces, que no me dejarán entrar en vaqueros …" Se rió de nuevo y continuó: "No te preocupes, a las 9:30 estaré lista y vestida como una Cenicienta … (con un guiño) sin harapos."

Cuando Diego se marchó, le estaban entrando ganas de quedarse de cacería hasta el día siguiente pero, a las 9:30 en punto estaba en la puerta de la habitación de Carla.
En la montería les había extrañado que "de la Vega", que era de los que siempre se quedaba hasta el domingo, dijera que tenía asuntos pendientes y volvía a Madrid. Alcanzó a oír que alguien sugería que, tal vez, el "asunto pendiente" se trataba de alguna hermosa mujer. No se molestó en contestar.
Carla, al abrirle la puerta, le recibió con una sonrisa y un: "¡Lista para el baile! Tan sólo coger el abrigo."
Estaba realmente espléndida con su vestido rojo. "Endiabladamente hermosa", pensó Diego, recordando el comentario de la cacería.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, a ver si esta vez me publican xD.

Chica, me has dejado con ganas de más y eso que me he leido dos entradas seguidas.

En fin,espero que sigas pronto

Un beso!!

MaLaGuEñA

AVENOC dijo...

Hola katha! espero que este comentario se publique...ya que últimamente no se por que no a parecen en tu blog...
En fin que esta historia de Diego está la mar de interesante...parece que se va ablandando el chico...y esta cena con Carla ¿que traerá? te sigo leyendo...
por cierto que me decías que no te publican en el blog de una fea...parece que a Rosa.s tampoco. No entiendo muy bien el criterio que usan para publicar o no...De momento a mi me siguen publicando aunque el otro día comenté que pensaba que a Álvaro una vez más, sería bea quien le sacara de la cárcel con ayuda de nacho (por petición de ella a la que no puede negarla nada...)Vamos que comenté esto y viendo raro,raro el blog últimamente decidí publicarlo trambién en el mío por si acaso...
Bueno un beso
AVENOC (gracias por dejarme tus comentarios...

Anónimo dijo...

Hola Katha, tus historias estupendas como siempre, me he leido las tres últimas de golpe.
Pobre Carla, esta enamorada y Diego no acaba de dejarse querer conscientemente. Sigue reprimientdo sus sentimientos con su mala cara, y sus malas formas.
Aunque me parece que Carla cada día le cala mejor.
Besos, estoy deseando leer la continuacion.

Otro tema segun Avenoc no me publican los Comentarios en el blogs"de Bea". Que yo sepa si , todos los días, algunas veces como hoy o el viernes me censuran algunas lineas. Pero totalmente inocentes. ( segun yo claro).

Muchos besos Katha

Anónimo dijo...

hola wapa!joe quiero leer lo siguiente!!! ya que no me dejan publicar nada en el blog y no queiro perder el contacto con vosotras que os e cojido cariño a mi no me publican nada desde hara una semana o semana y media y por lo que e leido de malagueña ahi qeu registrarse porfavor a donde para escribir!!!!!! eso si os leo todos los dias en el blog bueno un besazo wapisima

noa

Anónimo dijo...

Katha me encanta tu Diego...
Aunque no te escribo mucho, que sepas que en cuanto nos hablas de ellos en el blog de Bea, intento leerlos.
Ya que Diego es un "borde" ¿porque no le das a probar un poco de su medicina, y que se despierte un dia sin Carla a su lado...A ver cómo le sienta.
Aislyn