miércoles, 14 de enero de 2009

40. Sherlock de la Vega

Otra noche dando vueltas. La llamada de Carla, lejos de sosegarla, la había dejado más preocupada. La inoportuna aparición de su hermano había impedido que hablara con ella. Ni siquiera pudo contarle que él se había enterado y trataba de localizarla. Parecía contenta al decirle que iba a ser niña, que, de momento, todo era normal. Sin embargo, su voz... no rebosaba la fuerza que la caracterizaba. Justo antes de que él irrumpiera, le había preguntado cómo se encontraba ella. Su respuesta fue sólo un silencio. La conocía bien, demasiado bien. Sabía lo que eso significaba.

Hasta el momento se había mantenido al margen, pero era hora de entrar en acción. Carla debía haber tomado ciertas precauciones, ya que a Diego le estaba costando trabajo dar con su paradero. Incluso había hecho una visita infructuosa a Londres. No es que él se lo hubiera dicho, pero lo sabía. El problema era que él no la conocía. Se había acostado con ella sin molestarse en comprender a la mujer dormía a su lado. Complicada, minuciosa. Para encontrarla había que ponerse en su lugar, imaginar qué hubiera hecho ella, en qué pensaría. Él era incapaz. Ella... lo intentaría.

Si había abandonado Londres, pondría la mano en el fuego a que también habría dejado la isla. Divorciada, sin su trabajo, ya nada la ataba a Inglaterra... salvo las visitas acordadas de Joel a su padre. Habría intentado alejarse de su vida, pero de forma que ello perjudicara lo menos posible a su hijo. Precisaba una buena comunicación con Londres. Los países más cercanos eran Francia, Bélgica y Países Bajos. En los dos últimos no se le había perdido nada. Su francés era impecable: Francia. Se aventuraría a sugerir París. Había vivido allí varios años en su época de modelo. Había multitud de vuelos París - Londres, eso facilitaría las visitas del pequeño a su progenitor. París era una buena opción, pero tal vez demasiado obvia para una ex modelo. Quizás no pretendiera un traslado permanente, sino un lugar discreto donde permanecer durante el embarazo y, tal vez, los primeros años del bebé. De este modo, en caso de que, al cabo del tiempo, llegara a oídos de Diego que tenía otro hijo, éste lo atribuiría, como ya había estado tentado de creer, a una nueva relación. ¿Qué más tendría en cuenta su amiga? No podía ser un lugar demasiado pequeño, ella buscaría la mejor atención sanitaria para la niña que estaba en camino. En resumen: hospital y aeropuerto. ¿Qué lugares en Francia reunirían los requisitos? Le vendría bien la ayuda de Paula y de su adicción a Internet. Cogió el teléfono:
- Paula, consígueme un listado de aeropuertos franceses y un mapa de Francia. - Toda ciudad con aeropuerto tendría un buen hospital. - No, ahora no puedo darte ningún detalle. Es muy importante que no lo comentes con nadie.

Al final de la mañana, tenía frente a sí los datos requeridos. Paula era muy eficiente cuando quería. Si fuera igual de diligente en los estudios... Ojeó los nombres que figuraban:
* Bastia. Córcega, en absoluto.
* Biarritz, Bayona. Al lado de España. No.
* Burdeos. Se inclinaba por algo más cercano a Londres. Tampoco.
* Carcassonne. Demasiado al sur.
* Dinard. ¿Dónde estaba eso? En la costa norte. Podría ser. - Lo marcó.
* Lyon ¿Cabía la posibilidad?
* Marsella, Montpellier, Nimes, Niza. No, dudaba mucho que se hubiera refugiado en la Costa Azul.
* Paris. Descartado.
* Pau. Muy al sur.
* Reims. Cerca de Londres, podría ser. - Añadió una marca.
* Saint Etienne, cerca de Lyon, las mismas posibilidades.
* Strasbourg. Estrasburgo, tal vez. - Una marca débil.
* Toulouse. También al sur, no.
Y, el último de la lista:
* Lille. Todos en orden alfabético menos este. Quizás fuera un aeropuerto menor. ¿Dónde estaba? No daba con ella. Lille... Lila, al norte de Francia, muy cerca de Bélgica y de Londres. - Pasó el rotulador encima del nombre.



Unos nudillos golpearon su puerta. Levantó la cabeza sobresaltada. No podía arriesgarse a que su hermano la descubriera. Ahora que Carla había contactado con ella, la sometería a una estrecha vigilancia. Por suerte no era él, sino su hermana.
- Hola. Si no estás muy liada quería comentar un par de asuntos contigo.
- Sin problema.
Cayetana entró con una carpeta en la mano y se sentó. Posó la vista, sorprendida, sobre el mapa coloreado de Francia.
- Estoy pensando tomarme unas vacaciones. – Ofreció como explicación ante su curiosidad. - A poco de acabar agosto y yo sin tomarme un sólo día de descanso.
- ¡Quién te lo iba a decir!
- Ya ves. - replicó con una risa. - Bueno, ¿qué temas son esos?

Emitió un suspiro de alivio al salir su hermana. Debía tener más cuidado. Volvió a la tarea en la que se hallaba inmersa antes de su llegada. Cuatro ubicaciones marcadas: Dinard, Reims, Lille, Strasbourg. Esta última la descartaba. En resumen, tres candidatas. ¿Cuál podría ser el siguiente paso para dar con la correcta? Necesitaba información adicional. La obtendría ella misma. Acudió al portátil. A diferencia de su amiga, no era una apasionada de las amplias posibilidades que ofrecía la red. En fin, más valía tarde que nunca. ¡Corcho! ¿Cómo era la gente capaz de localizar algo con tal maremágnum de enlaces?

“Reims: ciudad al noroeste de Francia, a alrededor de 129 km de París...”

Media hora más tarde, harta de Reims, su historia y sus monumentos, decidió cambiar de ciudad.

“Lille: ciudad al norte de Francia... Ubicación privilegiada que permite al visitante estar en 1 hora desde París, 38 minutos desde Bruselas o 90 minutos desde Londres.”

Lille parecía una buena opción, desde luego. Continuó leyendo otras entradas.

“Ciudad industrial, dialecto flamenco entre parte de los habitantes...”

Tal vez no tan buena.

“Lille es conocido internacionalmente por su Universidad... Uno de los mayores centros universitarios de Francia... La mitad de la población son estudiantes.”

¡Perfecto! Allí pasaría desapercibida. ¿Quién la buscaría en una ciudad de estudiantes? Diego no. La Universidad... ¡Cómo no lo había pensado antes! Sin familia, sin Joanna, sin ella misma... El único apoyo que le restaba a Carla era Jean. Si él se hallaba en Lille estaba segura de haber acertado. Tendría que contactar con él y echar un órdago.

Le había costado, lo admitía, y en esta ocasión había requerido la colaboración de Paula, pero al día siguiente tenía en su poder el número de M. Lebrun en la Universidad de Lille. Pulsó las teclas y escuchó impaciente los tonos hasta obtener un:
- Bureau du Monsieur Lebrun, bonjour!
Jean había prosperado mucho, ahora tenía un cargo importante y contaba con secretaria. Indicó que se trataba de un asunto de índole personal. Tras proporcionar su nombre volvió a esperar.
- Allô!
- Jean? C'est Sandra.
- ¡Sandra! ¡Cuántos años! ¿Cómo estás?
- Divina de la muerte, como siempre.
- Algo que no pongo en duda. - Divertido por la respuesta. - ¿A qué debo el honor de tu llamada?
- No voy a andarme con rodeos. El motivo, como ya habrás podido imaginar, es Carla. Me gustaría saber cómo se encuentra.
Sólo se oyó silencio al otro lado de la línea. Era un hombre prudente. Debía convencerlo de que estaba al tanto de todo por boca de la propia Carla, conseguir que confiara en ella.
- He hablado con ella. Me ha dicho que la niña estaba bien, pero no me ha respondido al interesarme por ella. La conozco y me preocupa.
- No tienes porqué.
¡Lo había logrado!
- La verdad, Jean.
- Ha tenido bastantes molestias con el embarazo, y la angustia por la posible malformación del bebé no ha ayudado. Sigue algo débil, pero, ahora que el médico le ha confirmado que en principio está todo bien, espero que empiece a recuperarse.
Intuía que había tenido problemas. Debería haber hecho las pesquisas mucho antes. Al menos no estaba sola.
- Gracias, me quedo más tranquila.
- Sandra... - la voz pareció titubear - ¿sabes algo del padre?
- Por desgracia, sí. - Su interlocutor no profirió ningún comentario. - Cuida de ella, por favor.
- No necesitas pedírmelo.
- Lo sé.

Colgó el teléfono tras despedirse. Planearía un viaje a Francia, para no levantar sospechas lo disfrazaría como unas merecidas vacaciones.

9 comentarios:

Elvira dijo...

To be continued... espero!!! Besos

Anónimo dijo...

Hola Katha, no me extraña que tardes en continuar .Si para poder hacerlo primero te has tenido que documentar bien de aeropuertos,hospitales......me ha gustado.
Sigue asi ,besos.

Noa dijo...

esta es nuestra katha!!! ole ole y OLE!!! desde leugo la continuacion ehh, lo has escrito genial me a gustado mucho, bueno espero que en cuanto puedas, y sin agobios por favor, lo sigas que esta muy interesante

Muchos besos wapa y sigue asi

Elena Rosa de Plata dijo...

Hola guapa

Te iba a comentar anoche pero estuve hablando con Andrea y con un amigo que está con el segundo gripón del invierno y se me pasó.

Desde luego te lo has currado muchisimo,porque para sacar toda esa información te has tenido que mirar todo en internet (supongo).

He de confesar que cuando leí lo de Sherlock de la Vega,pensé en Diego y no en ella pero en cuanto empecé a leerlo y vi que era Sandra me reí.Pero desde luego,eso demuestra lo que es capaz de hacer por su amiga.

A ver lo que hace Diego ahora (no es tonto,seguro que descubre que las vacaciones de su hermana es para ir a ver a Carla)

Besos!!

Anónimo dijo...

Hola Khata,

Minucioso y planificado.
"Chapeau" como dirían los franceses. Una buena y maravillosa sorpresa para empezar el año.

Danos pronto más. Hasta la próxima
Aislyn

Sra de Zafón dijo...

Hola Katha, esto está muy intrigante, como dice Elvira: To be continued...
Esperé a la mañana del sábado para poder saborearlo bien e irme haciendo con los personajes y ...¡sabe muy bien!


besos

Elvira dijo...

Hola Katha: en el blog de Juan te he dejado este comentario (hay tantos comentarios allí que igual no lo has visto):

"Creo que cuando los hijos son pequeños, muchos padres que trabajan fuera de casa (además de en casa) pasan una etapa estresante; son sólo unos años, hasta que los niños duermen mejor, hasta que ya pueden ir solos en autobús, etc. Vamos, que si no añadimos ocupaciones inútiles a nuestras actividades diarias, la situación de estrés acaba pasando."

Creo que entiendo lo que te pasa, a mí también me pasó. Una psicóloga americana (no recuerdo quién era) decía que hemos de procurar ser "good enough mothers" = madres lo suficientemente buenas. Que no hace falta ser madres perfectas. Si nos sacrificamos un poquito menos por los hijos y de esta manera estamos más relajadas, acaba siendo bueno para ellos también, ¿no crees? Besos

Anónimo dijo...

Hola:
Me ha gustado mucho el aire de investigación que le has dado a este capítulo.
Espero que Sandra sea cuidadosa y logré evitar que su hermano se entere del paradero de Carla.
Besos

AVENOC dijo...

¡Fantástico Kata! Me ha encantado este capítulo. Muy bien estructurado y con su ilustración y todo. Yo también pensé que se trataba de Diego en un principio. Me ha encantado descubrir que era su hermana la que hacía de Sherlock.
Un Besillo y sigue así
Avenoc