Besos
jueves, 24 de diciembre de 2009
FELIZ NAVIDAD
Besos
viernes, 23 de octubre de 2009
42. Rumbo a Nueva York
Colgó el teléfono. No habría esperado aquella llamada. “Cuida de ella”. No había olvidado el día que la conoció, como sucedía en esas películas que no veía, en un avión con destino Nueva York. Por problemas de overbooking al embarcar, le cambiaron el pasaje a business, en lugar de turista, donde viajaba siempre. La Universidad no le hubiera pagado un billete de otro tipo. La azafata le indicó su sitio: en el lateral, colindante al pasillo central. El de la ventanilla habría sido demasiado pedir. La ocupante del preciado asiento miraba hacia fuera. Al sentarse él, se dio media vuelta. Le dedicó un “bon jour” y una sonrisa. Sus gustos en mujeres se inclinaban hacia las rubias de ojos claros, azules o verdes, pero algo en aquella sonrisa le cautivó al instante. Se ajustó el cinturón y se mentalizó para el despegue. No se acostumbraba a la velocidad que cogía el aparato, a la sensación de "saltar" al vacío. Una vez pasado el mal trago les ofrecieron una bebida y un aperitivo: ¡cocktail de gambas! No los cacahuetes a los que estaba acostumbrado. Su vecina agradeció a la auxiliar el singular refrigerio. ¿Cuántos años contaría? En apariencia apenas pasados los veinte.
Sus colegas de trabajo le definían como alguien reservado, una rata de laboratorio o de biblioteca. No solía entablar conversaciones con desconocidos, por más que esta vez no le hubiera importado hacer una excepción. Sacó uno de los últimos artículos que había publicado, motivo de su asistencia al congreso, y repasó los puntos de su exposición. La había preparado minuciosamente, pero prefería ocupar el tiempo en algo. La joven se absorbió a su vez en un libro y unos papeles. No pudo evitar observarla de reojo. Parecían notas. ¿Estaría estudiando? Intentó centrarse en la presentación que debía realizar, pero su mirada se escapaba furtiva de los documentos hacia ella. Un precioso perfil. Una oreja pequeña que recogía tras de sí mechones de un pelo negro y brillante. ¿Cómo sería sostener entre las manos aquella melena? Nariz recta. Ni corta, ni larga. Perfecta. Una boca... dibujada para besar. Ojos oscuros. Tanto... que apenas se distinguía el iris de la pupila. Enmarcados en unas pestañas larguísimas que, al igual que el resto de su rostro, no precisaban de maquillaje superfluo. Una belleza natural.
Volvió a su tarea. Inquieto, se rebulló en el asiento. Al parecer de forma bastante notable porque la chica levantó la vista de los folios y le preguntó, en un francés con ligero acento:
- ¿Incómodo?
- No. De hecho, creo que este es el viaje más confortable que haré nunca.
¿Cómo se le ocurría reconocer delante de una mujer que habitualmente volaba en una clase inferior? Había sido una clara equivocación. Sin embargo, ella se rió.
- A veces me pregunto si elegir business en los trayectos transoceánicos es un capricho o una necesidad.
Por lo visto viajaba a menudo.
- Lo que me angustia es el vuelo en sí, el avión. No puedo evitar estar nervioso.
Otro traspié más. ¿Se podía saber qué le pasaba aquella mañana?
- Las estadísticas indican que se trata del medio de transporte más seguro. - Objetó ella con fingida seriedad.
- ¿Qué sugieren sobre la tasa de supervivientes? - siguiendo la broma.
- Creo que no son muy halagüeñas a ese respecto.
- Me lo temía. - En este caso fue él quién exageró una cara de preocupación.
La respuesta fue una sonrisa, acompañada de un gesto complicidad, y el tópico:
- Tengo confianza en que hoy no sea el día del piloto.
- Yo también. - Sonriendo a su vez. La próxima vez no le importarían los problemas de overbooking.
Su interlocutora se interesó por su revista especializada.
- ¿Trabajo?
- Uno de esos tediosos congresos en el que todos los ponentes pretenden haber propuesto, o desarrollado, algún proyecto innovador. Yo incluido.
- ¿He de deducir que todos los participantes son pues unos pretenciosos?
- ¡Hum! No le faltaría parte de razón... - señaló sus hojas – a no ser, que me encuentre junto a otra ponente y esta acabe de ser la metedura de pata de la jornada.
Soltó una carcajada.
- No. Por esta vez, a salvo. Me quedo a nivel de estudiante.
- ¿Viaje de estudios?
- No, trabajo. Igualmente aburrido, pero muchísimo menos intelectual. - Le tendió la mano derecha. -Mi nombre es Carla.
Estrechó aquella mano de largos y aristocráticos dedos entre la suya.
- Jean.
En aquel momento les interrumpió la azafata, que distribuía la carta para que seleccionaran entre las opciones del catering. Bastaba una ojeada para comprobar que tenía poco que ver con el de la clase “económica”.
Ella dio buena cuenta de su plato. Extraño en las muchachas de su edad, que comían como pajaritos para mantener una figura escuálida. Incluso solicitó una ración extra de pan y de aquella “deliciosa” mantequilla. De haber sido un hombre, la auxiliar le hubiera ofrecido todo el preciado alimento disponible a bordo, aún a riesgo de privar de él al resto del pasaje.
Después de la comida su ocasional compañera de viaje se durmió y él acabó echando una cabezada. Le despertó la azafata: anunciaba que restaba poco para aterrizar y era necesario prepararse. No pudo evitar mirar con malos ojos a aquella, quizá otrora, empleada ejemplar, que no había hecho sino importunar durante todo el trayecto.
Tras el aterrizaje, la consecuente espera en la rueda de equipajes. Momento en el que uno observaba impaciente dar vueltas a los mismos bultos sin que la maleta propia apareciera. Surgía entonces la duda de si la susodicha habría desaparecido en alguno de los dos aeropuertos o se hallaría flotando en mitad del océano. De nuevo la casualidad hizo que el equipaje de ambos hiciera su salida casi a la par. Cada uno cogió el suyo. La ninfa le ofreció otra vez la mano, a modo de despedida, antes de dirigirse hacia la aduana:
- Un placer, Jean. Espero que el congreso no resulte demasiado monótono.
- Gracias, pero me temo que eso será del todo imposible. - Desde luego difícilmente podría compararse al viaje.
Esperó al que debía haber sido su verdadero compañero: su amigo Santi. Hijo de inmigrantes españoles. Expresivo y vehemente cuando la oportunidad se terciaba:
- ¡Maldito seas! ¡Es la última vez que embarco el primero!
- Lo siento. No elegí que me adjudicaran plaza en business.
- No, pero ya veo que la has disfrutado a conciencia. - Aludiendo, con un movimiento de cabeza, a la joven que se alejaba.
- Ocupaba el asiento de al lado. Una mujer encantadora.
- ¡No me lo puedo creer! ¿En serio no sabes con quién charlabas? De forma bastante amigable, a juzgar por las apariencias.
- No.
- ¿En qué mundo vives en los últimos tiempos?
Entre sus investigaciones, sus clases...
- ¡Carla Marin! - Ante su cara de alelado - ¡Por dios! Hay fotos suyas en cualquier quiosco de París. ¿Te pones orejeras cuando vas a comprar el periódico?
No distaba mucho de la realidad. Iba directo a su diario habitual, sin curiosear las primeras planas del resto de prensa. El rancio hombrecillo que regentaba el puesto no daba pie alguno para ello.
- ¿Actriz?
- ¡Modelo! Hazte un favor, deja tus libros o, visto lo visto, acabarás como Don Quijote.
Santi exageraba. No siempre había sido así. En no pocas ocasiones habían terminado los encuentros académicos probando alguna cama del lugar. De hecho, su camarada se quejaba amargamente de que él, con sus ojos azules, su pelo panocha y su cara de niño bueno, se las llevaba de calle. De un año a esta parte, todos sus esfuerzos se centraban en conseguir la ansiada plaza en el cuerpo de profesores universitarios. Desde ese punto de vista, sí, vivía en otro mundo.
Miró hacia la puerta por donde ella había desaparecido. ¿Qué oportunidad cabía de volver a encontrarse con una conocida modelo? Ninguna.
La alarma de su móvil le devolvió al presente. Le advertía que sólo restaba media hora para la conferencia.
viernes, 16 de octubre de 2009
Nada mejor
¿Cómo estáis?
Hoy os escribo de día, para variar un poco. Siento no extenderme mucho, como suele ocurrir últimamente. Sólo os dejo una canción que escucho a menudo durante los atascos mañaneros. Lo único que los ameniza: la música.
El roce de tu piel
Un vaso de whisky,
un hotel diferente,
es más que suficiente
para pensar en tí.
Una noche de mayo
con el mar a mi lado,
es ya tarde y tus ojos
siguen allí.
Y es que son ideales
para perderse en ellos,
y es que uno no aprende
ni vivo ni muerto.
Son las seis de la tarde,
toco enfrente del puerto,
no consigo sacarte de mí
ni olvidarme de tí.
Y es que no hay droga más dura
que el amor sin medida.
Y es que no hay droga más dura
que el roce de tu piel.
Y es que no hay nada mejor
que tener tu sabor
corriendo por mis venas;
y es que no hay nada mejor
que el roce de tu piel.
Y me siento desnudo enfrente del espejo
esperando que tú me digas el precio.
No tengo muy claro si lo puedo pagar;
recojo mis cosas, nena, vuelvo a mi hogar.
Nuestros corazones laten a la vez,
¿quién soy yo sin tí, quién eres tú, quién?
El ritmo de la noche viste mi canción.
Mejor cojo mis cosas, nena; mejor me voy.
Y es que no hay droga más dura
que el amor sin medida.
Y es que no hay droga más dura
que el roce de tu piel.
Y es que no hay nada mejor
que tener tu sabor
corriendo por mis venas;
nada mejor
que el roce de tu piel.
Hoy lucho y pierdo el sentido
por dormir esta noche en tus brazos.
Hoy se perdió el equilibrio
y la balanza cayó
de tu lado, mi amor.
(bis)
Y es que no hay droga más dura
que el amor sin medida.
Y es que no hay droga más dura
que el roce de tu piel.
Y es que no hay nada mejor
que tener tu sabor
corriendo por mis venas;
nada mejor...
Y es que no hay droga más dura
que el amor sin medida,
que el amor sin medida.
Y es que no hay droga más dura
que el roce de tu piel.
que el roce de tu piel.
Y es que no hay nada mejor
que tener tu sabor
corriendo por mis venas;
nada mejor...
sábado, 10 de octubre de 2009
Decorando "mi casa"
En las voces de Randy Crawford y Soledad de Presuntos Implicados. Siempre me pareció que esta última tenía una voz fantástica, preciosa, todo lo preciosa que no es su físico.
Me and Mrs Jones
Billy Paul
Si me lo permitís, abandono la decoración por esta noche. En otro momento continuaré con algún retazo de película.
Dulces sueños.
jueves, 1 de octubre de 2009
Para mi niño
¿Cómo estáis?
Prometo buscar la letra en otro momento y ponerla.
Habanera de Carmen
Besos para todas.
L’amour est un oiseau rebelle
Que nul ne peut apprivoiser,
Et c’est bien en vain qu’on l’appelle,
S’il lui convient de refuser.
Rien n’y fait, menace ou prière,
L’un parle bien, l’autre se tait;
Et c’est l’autre que je préfère
Il n’a rien dit; mais il me plaît.
L’amour! l’amour! l’amour! l’amour!
L’amour est enfant de bohème,
Il n’a jamais, jamais connu de loi,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
Si tu ne m’aime pas,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime!
Mais, si je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
Si tu ne m’aime pas,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime!
Mais, si je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
L’oiseau que tu croyais surprendre
Battit de l’aile et s’envola;
L’amour est loin, tu peux l’attendre;
Tu ne l’attend plus, il est là!
Tout autour de toi vite, vite,
Il vient, s’en va, puis il revient!
Tu crois le tenir, il t’évite;
Tu crois l’éviter, il te tient!
L’amour, l’amour, l’amour, l’amour!
L’amour est enfant de bohème,
Il n’a jamais, jamais connu de loi,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
Si tu ne m’aime pas, je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
Si tu ne m’aime pas,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime!
Mais, si je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
Si tu ne m’aime pas,
Si tu ne m’aime pas, je t’aime!
Mais, si je t’aime,
Si je t’aime, prend garde à toi!
domingo, 9 de agosto de 2009
41. ¡En Francia!
- Caye, ¿algún otro problema con los temas de ayer?
- No. En esta ocasión es otro asunto el que deseo tratar contigo.
- Tú dirás - mientras se rebullía en su sillón con un gesto de incomodidad.
- Nuestra futura sobrina - respondió, resuelta a saltarse los rodeos.
La reacción inmediata a sus palabras fue un respingo.
- Carla no ha vuelto a contactar conmigo...
- Sandra – la interrumpió – soy tu hermana. Te conozco. Me extrañó que ofrecieras el puesto a Diego a sabiendas de lo que ello podría traer consigo. Ahora comprendo porqué: le querías cerca. No te ibas a quedar con los brazos cruzados ante una situación que te atañe por partida doble.
Casi en un suspiro, echándose hacia atrás:
- No.
- Y aseguraría que habrás empleado alguno de tus métodos para descubrir el lugar en el que ella se encuentra.
- ¿Qué te hace pensar eso?
- ¿Qué haría una sibarita como tú en una ciudad perdida del norte francés?
- Touché!
- ¿No crees que Diego tiene derecho a enterarse?
- Derecho sí, que sea o no pertinente, es otra cuestión.
- ¿A qué te refieres?
- El dónde no es lo único que acabo de confirmar. No lo ha pasado bien. Necesita tranquilidad y, en estos momentos, nuestro hermano parece un tigre enjaulado dispuesto a saltar.
- No fue un mero escarceo, ¿verdad?
- No, no lo fue. Sospecho que por esa misma razón no le perdona que haya desaparecido, ocultándole que van a tener un hijo. Me figuro que ahora priman la ira, el rencor, sobre los sentimientos que pudo albergar hacia ella.
- Me he tirado horas pegada a la pantalla. He tenido que localizar a cierto jefazo de una universidad.
- ¿Has decidido continuar tus estudios? Tu madre estará contenta.
Su hermana, al fin, había decidido hacer algo sensato. Pulsó el botón de llamada y esperó impaciente mientras la tertulia seguía a sus espaldas, a escasos dos metros de él.
- Teniendo en cuenta que era ella la que estaba como loca por hablar con él...
- Estará haciendo uso de sus contactos para conseguirte un buen trato.
- Si piensa que va a deshacerse de mí mandándome al extranjero, va lista.
- Aunque me parece que se trata de un viejo lío de juventud.
- ¡Sandra con un profesor universitario! Pensaba que le iban más los cuerpos de gimnasio.
No podía sino asentir. Las predilecciones de su hermana se dirimían por el aspecto, no por el cerebro, del sujeto en cuestión. ¿Por qué tardaba tanto aquel maldito ascensor? ¿Cuánto tiempo llevaba recorrer cinco plantas? Las cotorras seguían sin inmutarse lo más mínimo.
- A lo mejor el hombre en su época estaba cañón. – Alegó la primera.
- Pues te aseguro que en la actualidad estará calvo, con gafas y una tripa de consideración. - Respondió la segunda.
- ¡Cómo eres! - Le reprochó la otra.
- Sí, sí. Ellos se creen que inmunes al paso del tiempo, pero te aseguro que envejecen más y peor que nosotras.
- ¿Lo dices por ti?
- Oye bonita, yo estoy estupenda. ¡Divina!
- No hay más que verte.
Lo que le faltaba: pelea en el gallinero. Dudaba entre darse la vuelta y llamarlas al orden, o mandarlas directamente al paro, cuando la puerta del ascensor se abrió. Su sobrina, que había permanecido muda ante las últimas apreciaciones, le tomó la delantera e impuso paz:
- ¡Chis! Bajad la voz. ¿Queréis que se enteren todos?
Imaginó hacia quién se dirigieron sus miradas. Dio un paso al frente deseando llegar cuanto antes a su despacho. Hasta él llegaron las últimas palabras de Paula:
- Sea como sea, prefiere que no se sepa...
La puerta se cerró. ¿Desde cuando era Sandra discreta en lo que a hombres se refería? Siempre había hecho alarde de su fortuna... y de sus muchos amantes. Seguramente se trataba de un hombre casado.
Dejó el maletín sobre su escritorio. No se quitaba a las chismosas de la cabeza. No, si el foco era Sandra. Profesor, extranjero, ¿secreto?... No cuadraba. ¿Cómo la llamada del supuesto fontanero? Salió en su busca. La encontró en su despacho, con Cayetana. Por su semblante dedujo que el tema de conversación era importante. ¿Referente a la empresa? ¿O quizá le revelaba lo que a él le estaba vedado? Decidió salir de dudas. Empujó la puerta sin llamar, olvidando toda norma de urbanidad, a tiempo para oír decir a la benjamina:
- ... considero que debe saberlo...
Corroboraba en parte sus sospechas.
- ¿Interrumpo?
Cayetana se giró hacia él. Sandra, seca, sólo le preguntó:
- ¿Qué quieres Diego?
- Sumarme a la reunión familiar. ¿Acaso no soy bienvenido?
Se sentó comodamente en la silla libre, cruzando una pierna sobre la otra, sin que ninguna de las dos dijera nada.
- ¡Vaya! Yo creía haber llegado en plena confidencia... y resulta que se os ha comido la lengua el gato.
Sandra parecía atravesarlo con la vista. Cayetana, en cuya opinión aquella no era la mejor manera de abordar un asunto tan delicado, intentó mediar:
- ¿Te tomas un café conmigo? Sandra y yo ya habíamos acabado.
- Mejor, mucho mejor. Así nuestra hermana mayor y yo podemos continuar cierta conversación pendiente.
- Diego, no es el momento. - Subrayó Cayetana. - Tomemos ese café.
- Es el momento idóneo. ¿No considerarías injusto que compartiera cierta información con otras personas y no con el principal y único interesado?
- Diego... - volvió a repetir ella.
Sandra intervino:
- No te preocupes, Caye. Déjanos.
- ¿Estás segura?
- Sí. Esto debemos resolverlo los dos.
Diego observó como la pequeña abandonaba el despacho. Se quedó frente a la promogénita.
- ¿Y bien? - le interrogó ella.
- Me temo que esa pregunta debería hacerla yo.
A pesar de todo, no parecía dispuesta a soltar prenda. Tendría que insistir.
- ¿Vas a decirme dónde se encuentra?
- ¿Dónde? ¿No te interesa sabér cómo?
- Estoy teniendo mucha paciencia contigo, hermanita. ¿Dónde se ha escondido?
- ¿Escondido? Se ha alejado de ti que, sinceramente, es lo que debería haber hecho desde un principio.
- No pretendo escuchar tus juicios, sólo saber dónde está.
- ¿Para qué quieres saberlo?
- Va a tener una hija mía.
- Hace poco lo dudabas.
En ese punto su hermano perdió parte de su, al menos aparente, calma.
- ¡Es mía! - No podía serlo de nadie más. - Mía... tanto como suya...
- Tú nunca has deseado tener hijos. ¿Por qué te interesa esa niña?
Él lanzó lo que podría considerarse un rugido:
- ¿Qué tipo de desnaturalizado piensas que soy? ¿Me crees de esos que van dejando hijos por el mundo sin importarles nada?
Ni siquiera a día de hoy era capaz de admitir que el bebé no era lo único que quería recuperar. Tal vez necesitara un empujoncito. Se levantó del sillón. Dio la vuelta a la mesa y se sentó en el borde, junto a la silla que instantes atrás había ocupado Cayetana:
- Si te diera a elegir entre ellas y Bulevar, ¿con qué te quedarías?
- ¿Qué intentas? ¿”Venderme” la información?
- Tú solo responde. ¿Carla y tu hija? ¿O la revista?
Los ojos de su hermano habían lanzado una llamarada con solo oír su nombre. Su boca no se abrió. Estaba lidiando una batalla. Sólo sus facciones mostraban la lucha interior. Se aferraba a ese bebé, aún no nacido, para justificarse a sí mismo buscarla con ahínco, anhelar que regresara a su lado. El hombre que se había esmerado toda su vida en no mostrar a los demás que tenía sentimientos, no podía reconocer que los tenía y que estos, además, eran capaces de ganar a sus intereses.
- Sabes que tarde o temprano lo averiguaría. - Fue lo único que obtuvo de él.
- Más tarde que temprano. - Volvió a ocupar su sillón. - ¿Qué harías si te dijera cómo encontrarla?
De nuevo otra mirada como respuesta.
- No se encuentra bien, Diego. - Jean podría haberle dulcificado la situación para tranquilizarla.
- ¿Dónde? - Con un tono de voz muy bajo, que hacía parecer la pregunta una súplica. No una exigencia como las anteriores.
Observó al hombre altivo, a su hermano el orgulloso, cómo, con una involuntaria expresión de dolor y los ojos cerrados, practicamente le rogaba, de la única forma que sabía, que le dijera el paradero de la madre de su hija, de la mujer a la que, a pesar de no reconocerlo, amaba. Cayetana estaba en lo cierto. Diego quería conocer a su hija. Sólo esperaba no arrepentirse.
- En Francia.
¡Francia! Él la buscaba en Italia. Su hermana le había acusado en repetidas ocasiones de no conocerla. Conocía... cada recoveco, cada centímetro de su piel. Sin embargo, apenas nada de su pasado. Salvo su faceta de modelo. Había decidido pues “conocerla” para poder dar con ella. Por algún motivo recordó a Carla moviéndose en Roma como pez en el agua. Su impecable italiano. El recibimiento del anciano dueño de aquel diminuto restaurante. La había llamado “bellissima ragazza”. Era evidente que era cliente desde hacía mucho. El trato fue absolutamente preferente cuando la “ragazza” se rió al revelar ser un año más vieja. Y, sobretodo, aquella sonrisa de bruja al señalar que aún guardaba algún pequeño secreto. Tras indagar, averiguó el misterio: era medio italiana. Hija única, sus padres murieron en un accidente de aviación siendo ella muy pequeña. La crió su abuela, originaria de la Ciudad Eterna y traductora de italiano. No era de asombrar su dominio de la lengua: disponía en casa de la mejor profesora.
Al parecer su antecesora enfermó, a la par que ella empezaba su carrera sobre la pasarela, para perecer poco después. La investigación también había servido para darse cuenta de que Sandra no era en modo alguno la inconsciente que todos habían creído. Fue tras morir la abuela de Carla cuando ella la invitó por primera vez a pasar unos días en la finca de Cantabria. Su hermana, quien parecía no preocuparse por nadie que no fuera ella misma, procuró arroparla ante la pérdida de su única familia. La amistad entre ambas iba más allá de unas meras noches de fiesta, como él había supuesto. Ahora intentaba protegerla de él, de su hermano. La anteponía a su propia sangre y, en cierto modo, dolía...
Después de sus descubrimientos pensó que tal vez poseería alguna vivienda en Italia o conservaría algún allegado. Decidió buscarla allí... erróneamente.
Levantó la vista. Sandra, que había permanecido en silencio, estudiando cada reacción suya, comprendió perfectamente lo que le pedía: más detalles.
- ¿Debo fiarme de ti, Diego? ¿Puedo confiar en que, por una vez en tu vida, harás lo correcto?
Movió la cabeza de forma afirmativa.
- Espero no tener que lamentarlo. - Grave – Lille.
¡Lille! ¿Dónde diablos estaba eso?
miércoles, 6 de mayo de 2009
Gracias a la presión popular...
La SGAE no admite haber obrado mal, en todo momento actuaron con la ley en la mano. Los progenitores deberían haberles informado con antelación para haber organizado todo de forma que no les hubiera reclamado un adelanto sobre lo que estimaban se iba a recaudar. No comunican devolver el dinero, sino hacer un donativo, una aportación voluntaria a la familia, por el importe que en total obtuvieron en concepto de derechos de autor.
Sí, habéis leído bien. Pidieron el dinero por adelantado a la celebración del concierto a unos padres desesperados por conseguir dinero para salvar la vida de su hijo. Para más inri, no devuelven el dinero, sino que hacen un donativo. La diferencia podría tener su origen en motivos fiscales: una donación desgrava al fisco. De este modo preveo que dejarán de abonar una buena cantidad de impuestos a Hacienda.
En cualquier caso, leed y juzgan por vosotras mismas. Yo me alegro de que el pequeño pueda contar con ese dinero para su tratamiento, pero la Sociedad ha demostrado, una vez más, su... iba a decir calaña, pero lo dejaremos en espíritu.
martes, 5 de mayo de 2009
Marcando un precio
Todos los días me despierta la radio con noticias nada halagüeñas: la crisis, el número de parados en alza, el aumento de casos de gripe A, nueva gripe, o quieran denominarla... y, en esta ocasión, ha sido ésta la primera que he escuchado al volver a la consciencia tras el sueño. Un conocido cantante, David Bisbal, ofreció un recital, de forma gratuita, para recaudar fondos para salvarle la vida a un pequeño. No se mencionaba la enfermedad en particular de la cual se encuentra aquejado. La SGAE tuvo a bien reclamar el 10% de lo obtenido en conceptos de derechos de autor. El artista fue altruista, solidario. A la Sociedad no le pareció adecuado sumarse a su actitud.
No es la primera noticia de ese tipo que oigo. Hace un par de años, tal vez tres, que el tiempo pasa volando y uno no se entera, aplicaron otro de sus cánones a un niño con cierto grado de discapacidad, si la memoria no me falla, que utilizaba música en sus actuaciones de magia. Actuaciones infantiles, no olvidemos, de un chiquillo para el cual no sólo serían una distracción, una afición, sino tal vez también una forma de rehabilitación.
Todo ello me hace pensar que para ellos no hay un límite. La duda que me entra es si los autores, esos cuyos derechos insisten defender, reciben algo de lo recaudado, o si la organización paga impuestos al estado. Si alguna de vosotras está más enterada os ruego que me informéis al respecto.
Un saludo.
PD: Espero que todo os vaya muy bien. Lamento tener el blog abandonado, pero temas diversos me han mantenido alejada del teclado. Esto lo he escrito de forma atropellada y a todo correr. Prometo volver pronto con historias, comentarios, música y, quizá, algún variado desvarío. Me acuerdo mucho de vosotras.
Gracias por vuestra compañía.
domingo, 22 de marzo de 2009
Mame
PUT THE BLAME ON MAME
From the film "Gilda" (1946)
Anita Ellis (Film Soundtrack) - 1946
When Mrs. O'Leary's cow
Kicked the lantern in Chicago town
They say that started the fire
That burned Chicago down
That's the story that went around
But here's the real low-down
Put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Mame kissed a buyer from out of town
That kiss burned Chicago down
So you can put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Remember the blizzard, back in Manhattan
In eighteen-eighty-six
They say that traffic was tied up
And folks were in a fix
That's the story that went around
But here's the real low-down
Put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Mame gave a chump such an ice-cold "No"
For seven days they shovelled snow
So you can put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Besos
PD: He reeditado esta entrada en respuesta al comentario de Elvira. Se rumoreó que la voz de esta parte de la canción era la de ella, y al parecer así lo defendió Rita Hayworth en sus últimos días. Sin embargo, creo que eso se desmintió por parte de los estudios. Aquí, como en las otras dos, la dobló Anita Ellis. Se trataba de algo común porque, según he averiguado, también doblaron a Ava Gardner en Show Boat, la cual no he visto, por muchos esfuerzos que hizo Ava en cantar con su propia voz.
En cuanto a la canción, es parte primordial de la película. Es la que tararea Gilda en su primera aparición, cuando levanta la cabeza con la melena al vuelo (os la dejé en "Noche de Reyes", gracias a youtube y los que allí comparten cosas). Sin embargo, para mi decepción, he visto un trozo de película doblada en el que Gilda tararea otra. Un error en mi opinión.
Aquí, con Gilda triste, vulnerable, sin máscara, es otra pieza fundamental. Para rematar con ella de auténtico sex-symbol, según se comenta, borracha, vengándose del hombre que ama y que tanto daño le está haciendo.
Dejo una nueva etiqueta, Gilda, por si queréis visionar las otras partes. El otro tema, Amado mío, no me llama tanto la atención como este, pero supongo que también acabaré dejándolo.
Besos
jueves, 12 de marzo de 2009
De nuevo... una boca
Morena mía
Morena mía
Morena mía
Voy a contarte hasta diez
Uno es el sol que te alumbra
Dos tus piernas que mandan
Somos tres en tu cama, tres
Morena mía
El cuarto viene después
Cinco tus continentes
Seis las medias faenas de mis medios calientes
Sigo contando ahorita
Bien, bien, bien, bien
Morena mía
Siete son los pecados cometidos
Suman ocho conmigo
Nueve los que te cobro
Mas de diez he sentido
Y por mi parte sobra darte lo que me das
Dámelo bien
Un poco aquí, un poco a quién
Cuando tu boca me toca
Me pone y me provoca
Me muerde y me destroza
Toda siempre es poca
Y muévete bien, que nadie como tú me sabe hacer café
Morena agarra, y me mata
Me mata y me remata
Vamos al infierno
Porque no sea eterno, suave bien, bien
Que nadie como tú me sabe hacer café
Pero cuando tu boca, me toca
Me pone, me provoca
Me muerde y me destroza toda siempre es poca
Y muévete bien, bien, bien
Que nadie como tú me sabe hacer, uh, café
Bien, bien, bien, bien
Bien, bien, bien, bien
Morena mía
Si esto no es felicidad
Que baje dios y lo vea
Y aunque no se lo crea
Esto es gloria
Y por mi parte pongo el arte
lo que me das
dámelo
cuídalo bien
un poco así, un poco a quien.
(Estribillo)
Las "bondades" del marketing
viernes, 27 de febrero de 2009
Otra canción
Buenas noches,
Os dejo de nuevo una canción, en esta ocasión en las voces de Antonio Carmona y Alejandro Sanz. El primero no me emociona y, en mi modesta opinión, el segundo no canta, no tiene voz para ello, pero, aun así, la canción me gusta.
Dulces sueños.
Para que tú no llores
Se fue con las arenas del mar
Buscando su destino,
Palpito entre las sombras sin más
Y nado en el vacío.
Reina el silencio en este oscuro lugar
Nada es eterno todo llega al final.
Tan solo sé que busqué y que busqué
Lo que este mundo me duele y me da.
Para que tu no llores así
No pierdas la esperanza
Sé que llegará, llegará.
(Bis)
Me muevo con la gente que va
Cargada de recuerdos.
Confío en la persona que da
Su amor sin conocerlo.
Aún queda tiempo para echarnos a andar,
No me preocupa si te encuentro al final,
Tan solo sé que busqué y que busqué
Lo que este mundo me duele y me da.
Para que tu no llores así
No pierdas la esperanza
Se qué llegará, llegará.
(x 4)
miércoles, 25 de febrero de 2009
Sin compartir II
Me he decidido a hacer una segunda parte de la entrada anterior para puntualizar algunos aspectos, dado que me temo que me expliqué fatal, como siempre.
Como bien indicaba Avenoc, a mí también me cuesta concebir el sexo sin nada especial detrás. Es un acto tan íntimo, en el que se entrega y se recibe tanto, y no me refiero sólo a lo físico, sino al plano de los sentimientos, que no entiendo cómo hay personas capaces de encuentros por un mero rato de diversión. Y en el amor... juegan un papel esencial los besos. Siendo cursi en grado sumo, permitidme la licencia, diría que los besos son al amor... lo que la sal a la vida, lo que el sol a una planta, lo que el agua a una flor. Creo que hay pocas cosas más gratas en esta vida que un abrazo, un beso, una caricia. Y no me refiero sólo a los amantes, incluyo también a padres e hijos, a abuelos y nietos... Los achuchones que me da mi niño me saben a gloria bendita, a néctar de dioses, a maná en el desierto.
lunes, 23 de febrero de 2009
Sin compartir
Añado la letra, sobre la que he destacado algunas partes por cuenta propia.
Labios Compartidos
Maná
Amor mío
Si estoy debajo del vaivén de tus piernas
Si estoy hundido en un vaivén de caderas
Esto es el cielo, es mi cielo
Amor fugado
Me tomas, me dejas, me exprimes y me tiras a un lado
Te vas a otros cielos y regresas como los colibrís
Me tienes como un perro a tus pies
Otra vez mi boca insensata
Vuelve a caer en tu piel
Vuelve a mí tu boca y provoca
Vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies
Labios compartidos
Labios divididos mi amor
Yo no puedo compartir tus labios
Y comparto el engaño
Ni comparto mis días y el dolor
Yo no puedo compartir tus labios
Oh amor, oh amor
Compartido
Amor mutante
Amigos con derecho y sin derecho de tenerte siempre
Y siempre tengo que esperar paciente
El pedazo que me toca de ti
Relámpagos de alcohol
Las voces solas lloran en el sol
Mi boca en llamas torturada
Te desnudas ángel hada luego te vas
Otra vez mi boca insensata
Vuelve a caer en tu piel de miel
Vuelve a mí tu boca duele
Vuelvo a caer de tus pechos a tu par de pies
Labios compartidos
Labios divididos, mi amor
Yo no puedo compartir tus labios
Que comparto el engaño
Y comparto mis días
Y el dolor
Ya no puedo compartir tus labios
Que me parta un rayo
Que me entierre el olvido, mi amor
Pero no puedo más
Compartir tus labios
Compartir tus besos
Labios compartidos
Te amo con toda mi fe, sin medida
Te amo aúnque estés compartida
Tus labios tienen el control
Te amo con toda mi fe, sin medida
Te amo aún que estés compartida
Y sigues tú con el control...
viernes, 20 de febrero de 2009
Secreto
Jamás fue ese el objeto de mi seudónimo, sin embargo, sí surtió, de forma temporal, el efecto, el cosquilleo, de lo furtivo. Como ya he comentado alguna vez, no hay cordura sin su ápice de locura.
Besos y abrazos cibernéticos.
martes, 17 de febrero de 2009
Soledad
domingo, 15 de febrero de 2009
Wicked game
- Ella no se quiere enamorar. Sufrió mucho con la separación de su marido y ha pretendido construir una muralla alrededor de su corazón para que no vuelvan a hacerle daño.
- Diego, por su parte, contempla el amor como algo impensable. Él no necesita amor, desprecia ese sentimiento como algo propio de los débiles.
Después del tiempo juntos la ruptura sólo les provoca dolor:
- A ella porque abrió la puerta sólo para descubrir que para él no ha sido sino un juego. Se reprocha a sí misma semejante error: amar, compartir su vida familiar con un hombre que sólo buscaba entretenimiento.
- A él porque no puede admitir que ha caído donde se creía fuerte, que la ama y desearía estar con ella. Y lo que es más importante, y reconoce aún menos, que ella le importa casi desde que se conocieron.
Wicked Game
The world was on fire
No one could save me but you.
Strange what desire will make foolish people do
I never dreamed that I’d meet somebody like you
And I never dreamed that I’d lose somebody like you
No, I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]
No, I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]
With you
With you
What a wicked game you play
To make me feel this way
What a wicked thing to do
To let me dream of you
What a wicked thing to say
You never felt this way
What a wicked thing to do
To make me dream of you
And I don’t wanna fall in love
[This love is only gonna break your heart]
And I don’t want to fall in love
[This love is only gonna break your heart]
Besos para todas
viernes, 30 de enero de 2009
Imaginado
el (dedo) corazón pasea por mis labios.
Vuelan mis ansias de besar.
Se liberan en la intimidad,
en el refugio de este pequeño rincón.
Besos imaginados, sin entregar,
que mi boca puede sentir
y mi alma disfrutar.
Mis párpados se abren un instante,
pero se entornan de nuevo
para permitir a mi cuerpo vibrar
al son de tus caricias.
Te abrazo. No existes. No estás.
Aire, ente volátil que no se puede atrapar.
Intento recuperarme de la decepción
que me invade de vuelta al mundo real.
Miro al infinito.
Te amo ser inanimado
producto de mi soledad.
Añoro tu calor, tu fragancia, tu aroma
que no se dejan inventar.
La... ¿peor? escena sexual de 2008
Miniescena en fucsia
Un poco de música
Como hace algún tiempo que no os dejo música, regreso a las viejas costumbres con una canción, un poco nostálgica, de Suzzanne Vega: Caramel
Caramel
It won't do
to dream of caramel,
to think of cinnamon
and long for you.
It won't do
to stir a deep desire,
to fan a hidden fire
that can never burn true.
I know your name,
I know your skin,
I know the way
these things begin;
But I don't know
how I would live with myself,
what I'd forgive of myself
if you don't go.
So goodbye,
sweet appetite,
no single bite
could satisfy...
I know your name,
I know your skin,
I know the way
these things begin;
But I don't know
what I would give of myself,
how I would live with myself
if you don't go.
It won't do
to dream of caramel,
to think of cinnamon
and long
for you.
Añado en esta ocasión la versión original de una canción que os dejé hace tiempo en la voz de George Michael: I'm calling you. Pertenece a la banda sonora de la película "Bagdad Café", la cual no he tenido el gusto de ver.
Un beso.
lunes, 26 de enero de 2009
Crápula
Había pasado la noche besándola, explorando cada pliegue de su piel, suave y terciopelada, en la que daba gusto perderse. Disfrutando con cada sonido: con los gemidos que consiguieron arrancarle sus caricias, con los jadeos de dos cuerpos en movimiento que ansían sentir al otro y todo contacto se les hace poco. Con los gritos de ella al llegar al clímax. Había vuelto a sentir aquellas manos aferradas a sus hombros, su boca en su oído expresando de forma involuntaria el placer que recorría su anatomía.
miércoles, 14 de enero de 2009
40. Sherlock de la Vega
Hasta el momento se había mantenido al margen, pero era hora de entrar en acción. Carla debía haber tomado ciertas precauciones, ya que a Diego le estaba costando trabajo dar con su paradero. Incluso había hecho una visita infructuosa a Londres. No es que él se lo hubiera dicho, pero lo sabía. El problema era que él no la conocía. Se había acostado con ella sin molestarse en comprender a la mujer dormía a su lado. Complicada, minuciosa. Para encontrarla había que ponerse en su lugar, imaginar qué hubiera hecho ella, en qué pensaría. Él era incapaz. Ella... lo intentaría.
Si había abandonado Londres, pondría la mano en el fuego a que también habría dejado la isla. Divorciada, sin su trabajo, ya nada la ataba a Inglaterra... salvo las visitas acordadas de Joel a su padre. Habría intentado alejarse de su vida, pero de forma que ello perjudicara lo menos posible a su hijo. Precisaba una buena comunicación con Londres. Los países más cercanos eran Francia, Bélgica y Países Bajos. En los dos últimos no se le había perdido nada. Su francés era impecable: Francia. Se aventuraría a sugerir París. Había vivido allí varios años en su época de modelo. Había multitud de vuelos París - Londres, eso facilitaría las visitas del pequeño a su progenitor. París era una buena opción, pero tal vez demasiado obvia para una ex modelo. Quizás no pretendiera un traslado permanente, sino un lugar discreto donde permanecer durante el embarazo y, tal vez, los primeros años del bebé. De este modo, en caso de que, al cabo del tiempo, llegara a oídos de Diego que tenía otro hijo, éste lo atribuiría, como ya había estado tentado de creer, a una nueva relación. ¿Qué más tendría en cuenta su amiga? No podía ser un lugar demasiado pequeño, ella buscaría la mejor atención sanitaria para la niña que estaba en camino. En resumen: hospital y aeropuerto. ¿Qué lugares en Francia reunirían los requisitos? Le vendría bien la ayuda de Paula y de su adicción a Internet. Cogió el teléfono:
- Paula, consígueme un listado de aeropuertos franceses y un mapa de Francia. - Toda ciudad con aeropuerto tendría un buen hospital. - No, ahora no puedo darte ningún detalle. Es muy importante que no lo comentes con nadie.
Al final de la mañana, tenía frente a sí los datos requeridos. Paula era muy eficiente cuando quería. Si fuera igual de diligente en los estudios... Ojeó los nombres que figuraban:
* Bastia. Córcega, en absoluto.
* Biarritz, Bayona. Al lado de España. No.
* Burdeos. Se inclinaba por algo más cercano a Londres. Tampoco.
* Carcassonne. Demasiado al sur.
* Dinard. ¿Dónde estaba eso? En la costa norte. Podría ser. - Lo marcó.
* Lyon ¿Cabía la posibilidad?
* Marsella, Montpellier, Nimes, Niza. No, dudaba mucho que se hubiera refugiado en la Costa Azul.
* Paris. Descartado.
* Pau. Muy al sur.
* Reims. Cerca de Londres, podría ser. - Añadió una marca.
* Saint Etienne, cerca de Lyon, las mismas posibilidades.
* Strasbourg. Estrasburgo, tal vez. - Una marca débil.
* Toulouse. También al sur, no.
Y, el último de la lista:
* Lille. Todos en orden alfabético menos este. Quizás fuera un aeropuerto menor. ¿Dónde estaba? No daba con ella. Lille... Lila, al norte de Francia, muy cerca de Bélgica y de Londres. - Pasó el rotulador encima del nombre.
- Hola. Si no estás muy liada quería comentar un par de asuntos contigo.
- Sin problema.
Cayetana entró con una carpeta en la mano y se sentó. Posó la vista, sorprendida, sobre el mapa coloreado de Francia.
- Estoy pensando tomarme unas vacaciones. – Ofreció como explicación ante su curiosidad. - A poco de acabar agosto y yo sin tomarme un sólo día de descanso.
- ¡Quién te lo iba a decir!
- Ya ves. - replicó con una risa. - Bueno, ¿qué temas son esos?
Emitió un suspiro de alivio al salir su hermana. Debía tener más cuidado. Volvió a la tarea en la que se hallaba inmersa antes de su llegada. Cuatro ubicaciones marcadas: Dinard, Reims, Lille, Strasbourg. Esta última la descartaba. En resumen, tres candidatas. ¿Cuál podría ser el siguiente paso para dar con la correcta? Necesitaba información adicional. La obtendría ella misma. Acudió al portátil. A diferencia de su amiga, no era una apasionada de las amplias posibilidades que ofrecía la red. En fin, más valía tarde que nunca. ¡Corcho! ¿Cómo era la gente capaz de localizar algo con tal maremágnum de enlaces?
“Reims: ciudad al noroeste de Francia, a alrededor de 129 km de París...”
Media hora más tarde, harta de Reims, su historia y sus monumentos, decidió cambiar de ciudad.
“Lille: ciudad al norte de Francia... Ubicación privilegiada que permite al visitante estar en 1 hora desde París, 38 minutos desde Bruselas o 90 minutos desde Londres.”
Lille parecía una buena opción, desde luego. Continuó leyendo otras entradas.
“Ciudad industrial, dialecto flamenco entre parte de los habitantes...”
Tal vez no tan buena.
“Lille es conocido internacionalmente por su Universidad... Uno de los mayores centros universitarios de Francia... La mitad de la población son estudiantes.”
¡Perfecto! Allí pasaría desapercibida. ¿Quién la buscaría en una ciudad de estudiantes? Diego no. La Universidad... ¡Cómo no lo había pensado antes! Sin familia, sin Joanna, sin ella misma... El único apoyo que le restaba a Carla era Jean. Si él se hallaba en Lille estaba segura de haber acertado. Tendría que contactar con él y echar un órdago.
Le había costado, lo admitía, y en esta ocasión había requerido la colaboración de Paula, pero al día siguiente tenía en su poder el número de M. Lebrun en la Universidad de Lille. Pulsó las teclas y escuchó impaciente los tonos hasta obtener un:
- Bureau du Monsieur Lebrun, bonjour!
Jean había prosperado mucho, ahora tenía un cargo importante y contaba con secretaria. Indicó que se trataba de un asunto de índole personal. Tras proporcionar su nombre volvió a esperar.
- Allô!
- Jean? C'est Sandra.
- ¡Sandra! ¡Cuántos años! ¿Cómo estás?
- Divina de la muerte, como siempre.
- Algo que no pongo en duda. - Divertido por la respuesta. - ¿A qué debo el honor de tu llamada?
- No voy a andarme con rodeos. El motivo, como ya habrás podido imaginar, es Carla. Me gustaría saber cómo se encuentra.
Sólo se oyó silencio al otro lado de la línea. Era un hombre prudente. Debía convencerlo de que estaba al tanto de todo por boca de la propia Carla, conseguir que confiara en ella.
- He hablado con ella. Me ha dicho que la niña estaba bien, pero no me ha respondido al interesarme por ella. La conozco y me preocupa.
- No tienes porqué.
¡Lo había logrado!
- La verdad, Jean.
- Ha tenido bastantes molestias con el embarazo, y la angustia por la posible malformación del bebé no ha ayudado. Sigue algo débil, pero, ahora que el médico le ha confirmado que en principio está todo bien, espero que empiece a recuperarse.
Intuía que había tenido problemas. Debería haber hecho las pesquisas mucho antes. Al menos no estaba sola.
- Gracias, me quedo más tranquila.
- Sandra... - la voz pareció titubear - ¿sabes algo del padre?
- Por desgracia, sí. - Su interlocutor no profirió ningún comentario. - Cuida de ella, por favor.
- No necesitas pedírmelo.
- Lo sé.
Colgó el teléfono tras despedirse. Planearía un viaje a Francia, para no levantar sospechas lo disfrazaría como unas merecidas vacaciones.
viernes, 9 de enero de 2009
Las grandes damas
Hoy está nevando a conciencia. Al menos aquí. Yo tenía que hacer un montón de recados aprovechando mi día de vacaciones, pero no estoy por la labor de morir congelada. El problema es que lo tengo que hacer irremediablemente y no tengo otro momento. Al final tendré que aventurarme en las inclemencias invernales.
Hoy voy a desvariar un poco sobre las grandes damas. Ya os he comentado que soy una inculta en lo que a arte se refiere. Problemas de tener una educación pseudotécnica y haberme pasado la vida estudiando como una burra matemáticas, lógica y compañía. No es excusa, lo sé. Eso sí, ahora que ni se les ocurra preguntarme por el coseno de algo, una derivada o cosas semejantes, que todo quedó en el olvido.
Me disperso, me disperso. Lo que quería comentaros es que poco, nada, conozco de soul, jazz... pero las voces de las grandes damas me llega. Les imagino una vida de desamor que hizo su voz profunda, rasgada... Algo así como muchos de los artistas que vivieron sus existencias atormentados: Mozart, Goya, Van Gogh... Como si su tormento fuera una maldición y a la par lo que les convirtió en auténticos maestros. Desvarío, ya sé que desvarío. Yo y mi imaginación...
"Cry Me A River"
Now you say you're lonely
You cry the long night through
Well, you can cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you
Now you say you're sorry
For being so untrue
Well, you can cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you
You drove me, nearly drove me, out of my head
While you never shed a tear
Remember, I remember, all that you said
You told me love was too plebeian
Told me you were through with me and
Now you say you love me
Well, just to prove that you do
Come on and cry me a river
Cry me a river
I cried a river over you
I cried a river over you
I cried a river...over you...
Un beso y no olvidéis la bufanda.
jueves, 8 de enero de 2009
Pintar con palabras
Espero que no hayáis pasado mucho frío.
Besos
miércoles, 7 de enero de 2009
Hermosas, famosas... desgraciadas
¿Qué tal se han portado los reyes? Espero que bien y que los regalos se repartan a lo largo del año. Ya sabéis, los no materiales.
Yo, como siempre, a las tantas de la mañana, sin poder darle al fucsia y mi cabecita sin parar. Ayer os dejé la escena de Gilda interpretando "Put the Blame on Mame", la que se dice ser la escena de streaptease más famosa y sensual en la historia del cine, quitándose únicamente un guante. Hay quien ha intentado emularla, Madonna mientras se desprendía de una chaqueta en una de sus poco afortunadas películas, sin acercarse apenas. Maravillosa Rita, desgraciada Rita.
martes, 6 de enero de 2009
Noche de Reyes
Espero que los Reyes sean generosos con vosotras y no sólo en regalos materiales.
Por mi parte, yo me he quedado sin regalo "por haber portado mal".
:-(
Esta vez os dejo una de mis escenas favoritas del cine: Rita Hayworth en "Put the blame on Mame", Gilda.
Esta película la vi hace años y estoy deseando verla de nuevo. Gilda ejerce aún su fascinación 60 años después. Lo triste es que el personaje fuera la perdición de la pobre Margarita Carmen Cansino. Ya conocéis su famoso: "los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo".
Por Rita, "The Beautiful", "The Goddess".
PUT THE BLAME ON MAME
From the film "Gilda" (1946)
Anita Ellis (Film Soundtrack) – 1946
When they had the earthquake in San Francisco
Back in nineteen-six
They said that Mother Nature
Was up to her old tricks
That's the story that went around
But here's the real low-down
Put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
One night she started to shim and shake
That brought on the Frisco quake
So you can put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
They once had a shootin' up in the Klondike
When they got Dan McGrew
Folks were putting the blame on
The lady known as Lou
That's the story that went around
But here's the real low-down
Put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Mame did a dance called the hoochy-coo
That's the thing that slew McGrew
So you can put the blame on Mame, boys
Put the blame on Mame
Besos
PD: Añado otra escena de la película: la aparición de Gilda.
Soy un poco pesada, pero me fascina la película: ella, Gilda. Los demás giran alrededor, meros actores secundarios frente a ella.
viernes, 2 de enero de 2009
Música para comenzar el año
Yo os dejo una canción que recuerdo desde hace muchos años:
Mad about the boy
Y, para no variar, admito no tener remedio, una versión de George Michael de otra canción:
Brother can you spare a dime
Otra más con un rinconcito en mi memoria:
My baby just cares for me
Y, en esta ocasión, aunque no podáis creerlo, no os dejo la versión de George Michael sino a Nina Simone.
Y la última que os dejo de Nina Simone:
Love me or leave me
El ritmillo... engancha.
Besos